Camgros y los desafíos
Así expresa el titular de Tierra de Azafranes parte de las sensaciones que lo atraviesan. Incertidumbre y tristeza se agregan a la mezcla, que genera automáticamente empatía. Porque grafica lo que se está experimentando en diversos sectores económicos de la ciudad. ENE dialogó con él para saber cómo adaptó el modelo de negocios en función de la pandemia. Delivery y promociones por redes sociales, la base de las modificaciones forzosas.
Tierra de Azafranes siempre trabajó con delivery, pero ese servicio estaba tercerizado. “Lo que hicimos ahora –explica Camgros- es terminar el circuito nosotros. Entregar nosotros los paquetes en nuestros propios autos. Asimismo ya que tenemos mucha competencia, es mucha gente haciendo delivery, lo que decidimos es darle mucha importancia a las redes sociales, ya sea Instagram, Facebook, Whatsap, con diferentes promociones constantemente”.
“En el día a día uno está muy preocupado con la gente que tiene sentada, en días normales, y no le da tanta importancia, o no tiene el tiempo para estar constantemente contestando, pero ahora en esta modalidad delivery hay que estar permanentemente dando respuestas y adaptarnos a esta situación.”
“Nosotros estuvimos quince días cerrados, que fue la primera parte de la cuarentena, y cuando abrimos como que la gente necesitaba de nuestros productos, los extrañaba, eso nos encontramos. Desde ya que todo se hace con todos los medios para llevarle tranquilidad a la gente, estamos trabajando la mitad del gente en dos turnos, y con todas las condiciones sanitarias: usar barbijo, higienizarnos con alcohol en gel”, describe Ricardo el cambio de la dinámica cotidiana.
Personal, alquiler y servicios, las mayores preocupaciones.
“Antes de estar cerrado y sabiendo que es un tiempo –argumenta Camgros-, esto nos permite aunque sea cubrir parte de sueldos y la mercadería que se va consumiendo en el día a día. Económicamente no es para nada negocio, desde ya que no se van a cubrir los sueldos con lo que se pueda ganar como delivery, porque tenemos una estructura muy grande nosotros. Tenemos trece empleados fijos, cinco extras, y bueno con los gastos de servicios, de alquiler, de gastos patronales, desde ya que no los llegamos a cubrir. La idea, el objetivo básicamente es tratar de cubrir la mayor cantidad de sueldos que se puedan, es mi único objetivo desde que abrí en este formato delivery”.
El titular de Tierra de Azafranes no imaginó la respuesta de sus clientes.
Nos cuenta: “superó mis expectativas, la mayoría de los clientes comparten, me llama gente diciendo que le recomendó a otro cliente. Yo en la situación en la cual estamos voy a estar agradecido de por vida a la comunidad tandilense porque en una semana se pudo enterar un montón de gente que estábamos abiertos gracias a ellos, por compartir las publicaciones, ya sea por Whatsap, por Instagram, por Facebook, por llamar a gente, hay parejas de gente grande que me llama comentándome “me dijo Robertito, Juancito que estaban abiertos”, entonces por eso voy a estar agradecido de por vida como la buena predisposición de los chicos que trabajan conmigo para venir a trabajar” indica.
“Con este formato delivery la mayoría de la gente compra el plato principal, es muy difícil poder vender una entrada, una bebida, un postre, que cuando la gente está en el restaurante son productos que ofrecemos. O sea que terminan consumiendo un cincuenta por ciento de lo que consumirían, y acá en el restaurante uno tiene todo como si estuviera abierto, los sueldos hay que pagarlos igual, los impuestos hay que pagarlos igual, ahí es donde no termina siendo rentable en una estructura tan grande” explicita.
La experiencia particular de Tierra está en sintonía con lo que ocurre a la mayoría de los gastronómicos, que “estamos unidos bajo un grupo de Whatsap y estamos muy preocupados porque la rentabilidad ya hace un tiempo ha bajado mucho, ha aumentado mucho la materia prima, los impuestos”.
“No es como en otro momento que uno tenía un poco más de margen. Hoy día estamos complicados porque se vive el día a día. Se nos va a hacer muy difícil si esto se estira. Ojalá pase lo más ligero posible, que esta pesadilla se termine pronto y podamos abrir porque con este formato delivery es para permanecer abierto pero se va a ser muy cuesta arriba con las deudas que uno va a acumular. La prioridad es mantener las fuentes de trabajo pero si esto perdura se va a hacer muy cuesta arriba”, reafirma Ricardo.
“Uno se pone también en la piel de los hoteleros, Tandil gastronómicamente trabaja mucho con la gente que viene de afuera. Es preocupante para los gastronómicos y los hoteleros, la incertidumbre de cuándo se levantará todo esto, cuándo podremos volver a recibir turistas. La incertidumbre genera un malestar que es muy difícil de explicar. Porque se une esa incertidumbre con tristeza, de hoy ver, yo acá caminando entre las mesas con un restaurante como si no existiera, porque no parece el restaurante que hace quince días estaba en funcionamiento, con toda la vajilla amontonada, con las sillas patas para arriba sobre la mesa, parece un proyecto de apertura de un restaurante, es muy triste” concluye.
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