La comunidad organizada 2.0

comunidad organizada

* Por Nicolás Arizcuren

La comunidad organizada 2.0

Implosión

El ejecutivo local entró, hace al menos dos gestiones, en un período de implosión. Al igual que sucede en un edificio, comienza con pequeñas grietas en la estructura, que al principio parecen insignificantes. Pero con el tiempo, esas grietas se expanden y se profundizan, debilitando la base del edificio que termina siendo sostenida por unas pocas vigas (funcionarios) que aguantan todo el peso de la estructura.

Una gestión en declive puede parecer sólida en la superficie, pero en realidad puede estar siendo socavada por la corrupción, la ineficiencia y la concentración de poder. La erosión de la confianza, la polarización y la dependencia inevitable a intereses externos que genera el acumulado de tantas gestiones, se convierten en grietas que se expanden y profundizan.

Está claro que hay mecanismos para reforzar las estructuras y evitar el derrumbe, sin embargo, como casi todo en política, termina siendo una cuestión de costo-beneficio. Falta poco menos de tres años para que se venza el contrato y tengan que devolver el inmueble por lo que pareciera que no vale la pena hacer grandes inversiones, en cambio se pone un poco de masilla a las grietas, una mano de pintura y listo.

Las fisuras

A diferencia de la explosión, que es de adentro hacia afuera, la implosión se caracteriza porque la presión externa supera a la interna hasta hacerlo colapsar. En este caso, nos encontramos no solo con el momento de mayor debilidad de parte del ejecutivo, sino también de mayor presión externa acumulada. Graves problemas de inseguridad, recolección de residuos, salud, infraestructura, tránsito y la lista sigue.

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A esto se le suma la necesidad de cogobernar “durmiendo con el enemigo”, en un “ménage à trois” conformado por los propios, La Cámpora y un lugarcito en la mesita de luz para Kicillof. Enfrente, una oposición que histeriquea una alianza y ensaya una performance que suele ir desde la falsa indignación hasta la discusión ferviente sobre temas casi estériles de meta política que nunca tienen que ver con lo que verdaderamente le duele a los vecinos.

Viviendas, agua potable, urbanización, seguridad, corrupción, droga. Palabras que no existen en el diccionario político local. Abundan las siglas, los artículos, los expedientes y, por sobre todo, en un año de elecciones, la bendita rosca, los festivales y la pirotecnia política. Los más iluminados tiran de discursos larguísimos en redes sociales que solo llegan a los más obsecuentes; los otros directamente callan y aguardan instrucciones.

La comunidad organizada

En noviembre del año pasado me convoca un grupo de vecinos del barrio para ver qué podíamos hacer por los reiterados casos de inseguridad. Hablando con dos o tres personas más, todos de distintos sectores de la ciudad, me manifestaban el mismo diagnóstico: la ciudad entera está tomada por el delito.

Empezamos a trabajar de manera espontánea, genuina y, por sobre todo, de forma virtual con vecinos de diferentes barrios, lo cual nos permitió acelerar los procesos y ser más eficientes con el tiempo. En un mes teníamos el mapa del delito (ver aquí) listo, un espacio donde ir plasmando todos aquellos delitos que quizá no se denuncian, pero que no por ello dejan de martirizar a los tandilenses.

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Entendimos que la dinámica de los medios no alcanzaba para dar luz a todos los casos y que el mejor camino eran las redes. No cedimos en nuestra convicción de que debíamos ir por fuera de lo institucional. Un laberinto de burocracia que por momentos parece estar hecho a propósito para desalentar los reclamos.

Alerta Tandil

Nos mostramos por sobre la queja vacía y los lugares comunes. Planteamos objetivos claros y convocamos solo personas con voluntad de trabajo. Eso nos permitió captar la atención de un grupo de vecinos, mayormente profesionales que no suelen involucrarse, pero que vieron en una iniciativa comunitaria y apartidaria un espacio por sobre todo genuino.

En menos de una semana de presentado el Mapa del Delito, lleva más de 6200 visualizaciones y 16 mil en las redes donde la gente espontáneamente brinda reportes de los sucesos para prevenir a los vecinos. Fuimos convocados por las autoridades con quienes nos comprometimos a trabajar para sumar, pero siempre respetando nuestro rol comunitario.

De pronto se instaló el tema de la inseguridad nuevamente en los medios, más barrios se animan a hablar, hubo cambios en la policía, el foro de seguridad levantó la voz de manera contundente y desde diferentes partidos tomaron el tema como estratégico.

Si se quiere, se puede. El Estado somos nosotros.

* Otras notas del autor del autor de “La Comunidad Organizada 2.0”:

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