Créditos UVA: dos posibles soluciones
El Senado se encuentra debatiendo por estos días dos proyectos que se proponen paliar la crítica situación de las 105 mil familias que contrajeron créditos ajustables según UVA; una polémica línea de préstamos hipotecarios implementados durante el gobierno de Mauricio Macri.
Principalmente, lo que se busca es suspender las ejecuciones hipotecarias y los desalojos para los créditos hipotecarios en UVA para vivienda única familiar por un período de tiempo, debido a que muchas familias no están pudiendo afrontar los compromisos de pago y se ha llegado incluso a traumáticas situaciones de desalojo.
El primero de los proyectos intenta flexibilizar a las entidades financieras para que puedan ofrecer la posibilidad de renegociación de contratos de créditos para la adquisición, construcción y/o ampliación de vivienda única en el país con cláusula de ajuste basada en UVA. De esta forma el deudor de un préstamo hipotecario de vivienda única con UVA podría acceder a la renegociación del contrato por una única vez y escoger cambiar la cláusula de ajuste por otra, en las mismas condiciones, pero nominadas en UVI conservando la tasa de interés pactada, con una tasa máxima del 5%.
También sostiene que los desembolsos pactados serán realizados en pesos al valor de la cotización del día de acreditación de este en la cuenta del solicitante; los intereses se devengarán desde la acreditación del préstamo. Si se aprueba esta propuesta el Fondo de Estabilización de Deudores Hipotecarias deberá estabilizar el monto de las cuotas hipotecarias nominadas en UVA o UVI y no reportará cargo adicional para el solicitante.
El segundo proyecto propone que las operaciones enmarcadas en dichos préstamos se actualicen mediante la aplicación del índice RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), un dato elaborado por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Además, pretende establecer que la cuota mensual resultante no exceda el 35% del ingreso del grupo familiar del deudor y dispone la suspensión por seis meses de las ejecuciones hipotecarias de viviendas adquiridas bajo la modalidad contemplada en la presente ley.
La situación
Mientras tanto, aquellos que tomaron créditos UVA continúan atravesando mes a mes una dura agonía, tanto por la ineficacia del programa lanzado por el gobierno anterior como por la falta de acciones del actual gobierno.
Durante los primeros años del plan (2016, 2017, 2018) los créditos UVA fueron la novedad del mercado inmobiliario en Argentina. En un país donde el acceso a la vivienda estaba casi vedado para gran parte de la población, la reparación del INDEC permitió que los bancos aceptaran participar de un mecanismo de crédito indexado por inflación. Fueron 105.000 las familias que pudieron comprar su casa durante ese período.
Sin embargo, la devaluación de la moneda nacional desde 2018 en adelante multiplicó la cuota de los préstamos frente a salarios que, como suele pasar en el país, quedaron rezagados. Esto desencadenó el fervoroso reclamo de muchos deudores que veían como el compromiso mensual crecía desesperadamente y no podían hacer frente.
Según los expertos, el problema principal que surgió con la aceleración de la inflación no es el pago de la cuota, sino el capital adeudado, que estuvo congelado durante un año por la pandemia, pero que comenzó a actualizarse nuevamente desde abril de este año.
De esta manera las cuotas empezaron a llegar con el crédito actualizado por la inflación del último año, dividido en un plan de pagos, de acuerdo a lo estipulado por el Banco Central. Así, los bancos descongelarán las cuotas de manera gradual hasta llegar a agosto de 2022, donde el valor de la UVA respetará la cotización del momento. En tanto las diferencias de lo que no se cobró durante todo este período de congelamiento se pasará al final de los préstamos vigentes.
Entre tantos números, algunas historias de familias trascienden el aspecto financiero y desnudan la realidad de una medida instrumentada deficientemente, transformándose en una trampa. Desalojos, hipotecas, en el peor de los casos; o préstamos impagables y trabajadores resignados a pagar cuotas de por vida y que requieren un gran porcentaje del salario, son los restos de ella.
Es el caso de Andrea y Javier, cuyas identidades reales prefirieron no dar a conocer, quienes con sus dos hijos emprendieron en 2017 el camino hacia la casa propia. Vieron una oportunidad con los créditos hipotecarios UVA, pero luego de un año esa decisión se transformó en una pesadilla. Tomaron un préstamo en 2018 de 3 millones de pesos y comenzaron pagando una cuota de 20 mil. Hoy, la deuda con el banco es de 10 millones de pesos y la cuota 4 veces más, $80.000.
Como medida de mínima, mientras tanto, la última semana el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, declaró que desde el Banco Central se establecerá una instancia de monitoreo y alerta temprana para identificar posibles casos de riesgo entre los tomadores de créditos UVA, así como anticipó que los bancos subsidiarán cuotas de aquellos hipotecados UVA cuya mensualidad supere el 35% del ingreso del grupo familiar.
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