Culminó 111 Mil: un esfuerzo local frente a una problemática global

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Culminó 111 Mil: un esfuerzo local frente a una problemática global

El mundo está cambiando. El avance de la tecnología y la ciencia lo están alterando todo, creando nuevas situaciones contra las cuales nadie tiene un manual de cómo enfrentarlas.

La economía y el mercado laboral son, tal vez, donde más se reconocen los signos de esto. Año a año, puestos de trabajo desaparecen y se crean nuevos; habilidades que hace un tiempo se valoraban y nos hacían trabajadores o profesionales valiosos hoy ya no se buscan y, contrariamente, nuevos conocimientos son indispensables para conseguir un trabajo o desarrollar una carrera: conocimiento que cuando estudiamos o elegimos que queríamos ser “de grandes” no existían.

Tandil es, como se sabe, una de las ciudades con mayor desarrollo de las “nuevas industrias” en el país. La Cámara de Empresas del Polo Informático de Tandil hizo su lectura de esta situación hace unos años y, junto al Ministerio de Trabajo de la Nación (que diseñó el Plan inicialmente), la Universidad Nacional del Centro y el Municipio de la ciudad implementaron el plan 111 Mil (un plan que se intentó realizar en varias otras localidades del país con éxito dispar), el cual apuntó a capacitar e instruir en las TICs a personas sin ningún background relacionado a la tecnología o el desarrollo de software.

“Hoy la industria IT tiene una necesidad tan grande de profesionales de tecnología que todo el tiempo está capacitando gente”, comenta Mauricio Salvatierra al respecto, gerente de Globant y parte de CEPIT; “pero nunca se había atrevido a ir a un universo de personas sin formación en tecnología. Esto fue una apuesta política muy ambiciosa, y lo que vimos es una oportunidad de trabajarlo, vimos que era realizable si lo hacíamos junto con a otras instituciones”.

Tras diez meses de cursada, el plan culminó con un concurrido evento en la cervecería Antares a mediados de julio. Terminar el proyecto fue un gran logro para los actores, especialmente para la Cámara, que logra capitalizar una experiencia arriesgada de formación de talento, amplía las posibilidades en el mercado laboral local (que ya queda chico) y confirma un aporte social significativo, al introducir a un rubro con pleno empleo a centenares de personas con historias de vida tan diversas.

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Así reflexiona también Salvatierra al hacer su balance: “el resultado es muy bueno: tanto desde la parte académica como desde la empleabilidad. Para la CEPIT ambas partes fueron muy buenas porque logramos coordinar esfuerzos con el Ministerio de Trabajo, la Universidad, el Municipio, entre otros, en pos de un norte. Las escuelas técnicas, Santo Domingo, por ejemplo, nos cedieron sus espacios, y sumados a 200 máquinas que cedimos nosotros, logramos armar una oferta educativa importante para transmitir el conocimiento.”

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La logística de armado del 111 mil fue compleja: hubo que identificar y disponer alrededor de 40 instructores certificados; armar 28 grupos de trabajo en diferentes lugares de la ciudad (incluyó grupos en Azul y Olavarría) y montar aulas con el equipamiento mínimo necesario para la enseñanza de los más de 1000 inscriptos.

“Hay conocimientos que pudimos transmitir para formar a la gente”  continúa Salvatierra;  “pero es difícil insertarse en la industria IT. Esto lo vemos en que se anotó mucha gente, pero también hubo mucha deserción”. Los números, a pesar de la observación, son positivos. De los mencionados mil inscriptos, 275 finalizaron la cursada; 171 se presentaron a los exámenes de certificación tomados entre agosto y diciembre de 2018 y marzo de 2019. El 76 por ciento aprobó el examen y obtuvo la certificación.

El dato más concreto, sin embargo, es el de la empleabilidad; el 68% de los que se anotaron para rendir la certificación (es decir, aquellos que llegaron más lejos en sus intenciones y en su esfuerzo individual) consiguió empleo en  la industria TI local. Entre los que egresaron pero no intentaron la certificación, el 52% está trabajando en tecnología o continúan sus estudios en algunas de las carreras orientadas al sector en UNICEN. “La cámara entiende que tiene que meterse en la generación del talento” explica Mauricio; “con 111 Mil logramos una empleabilidad de más del %50, para nosotros es muchísimo”.

Los números del plan son positivos para el sector empresario, pero representan también un impacto social significativo. Como se mencionó más arriba, el rubro tecnológico es una isla de pleno empleo en un país con más del 10 por ciento de desocupación.

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Patricia es mayor de 40 años, nació y creció en Gran Buenos Aires. Tiene estudios universitarios en ingeniería agronómica y un completo currículum de perfil administrativo. Hace unos años, junto a su marido y sus hijos adolescentes, tomaron la decisión de vida de radicarse en Tandil. Èl renunció a un empleo de más de 20 años en el cual tenía cargo.

“Para los dos fue muy difícil establecernos al principio” nos cuenta Patricia; “es difícil conseguir un trabajo fijo, principalmente por la edad”; “por eso comenzamos con trabajos temporales en el caso de él, que tiene su oficio, y emprendimientos caseros en mi caso” agrega.

En una EXPOTAN recibió un folleto de 111 Mil y se anotó; “lo vi como una posibilidad” comenta; “en las empresas donde yo trabaje, siempre fui una referencia con la informática, el tema me interesó siempre, pero nunca se me había cruzado la programación, y es lo que estaba buscando, no solo por la posibilidad de un trabajo fijo, sino porque me gusta el desafío intelectual de un trabajo así”.

Patricia es una de las egresadas del curso que logró insertarse al mercado laboral; hoy hace jornada parcial en una de las empresas del sector. “El curso fue fantástico, muy concentrado, muy rápido. Está bueno porque por ahí los que se anotaron en 111 Mil no tienen tiempo para hacer una TUPAR o una TUDAI (N. de la R.: dos carreras cortas que dicta UNICEN relacionadas a IT)” reflexiona.

“Me dio la posibilidad de poder trabajar en esto, poder volver a trabajar primero, un trabajo fijo, y además una actividad que me da mucho placer, me da desafíos, cosas que pensar, resolver cosas; soy una resolvedora de problemas compulsiva en mi vida diaria” concluye una de las voces del 111 Mil; voces que ejemplifican el resultado que se puede alcanzar cuando se aúnan los esfuerzos del sector empresarial, las instituciones y el esmero individual de aquellos que quieren un verdadero cambio frente a las situaciones con que el mundo nos confronta.

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