El rol de la responsabilidad social
El tratamiento dado a los residuos en una ciudad de más de 100000 habitantes es un tema no menor. Es un contexto global donde la discusión acerca del consumo sustentable es cada vez mayor, y donde las sociedades de avanzada toman medidas agresivas sobre el tema, una ciudad progresista como la nuestra debe también discutir la cuestión.
Mucho se habla sobre el rol del estado en esto, y es cierto que es indispensable. Pero, ¿nosotros como ciudadanos no somos los primeros consumidores? ¿No deberíamos plantearnos que podemos hacer en pos de una ciudad más limpia y más responsable?
Según números que publicó la ONG local Punto Verde este año, en Tandil aproximadamente 20 camiones viajan diariamente al relleno sanitario transportando más de 130 toneladas de basura. Más de la mitad de cada bolsa está conformada por residuos orgánicos.
Punto Verde intenta estimular prácticas sustentables para este tipo de residuos, como el compostaje. “El compostaje domiciliario es parte de una solución al alcance de todos al problema de la basura” propone en un comunicado; “la autogestión de nuestros residuos orgánicos implicaría directamente un ahorro de más de la mitad del transporte municipal y en consecuencia produciría menos contaminación y menos ocupación del relleno sanitario. Además de que, como premio adicional, estos residuos la naturaleza los puede transformar en meses en abono que puede usarse en huertas, macetas o jardines”.
El Lic. Héctor Creparula, Director de Medio Ambiente del Municipio, aporta su visión al tema de los desechos domésticos: “las ciudades como la nuestra –N. de la R.: se refiere en cuanto al tamaño de ciudad intermedia- deberán tener varias opciones (grandes generadores, separación en origen, planta de separación, puntos limpios y relleno sanitario). El gran problema es que debemos asumir como ciudadanos que se vienen cambios que van a hacer que tengamos que vivir de otra manera respecto a la generación de los residuos. Que a su vez va a ser más caro, y que una planta separadora o un punto limpio o cualquier idea no funciona sola sin el aporte de toda la comunidad.”
En Tandil, el estado municipal ejerce un rol activo en el tema. Dispone de cuatro estaciones de Punto Limpio en los distintos barrios y, como parte de las acciones para consolidar un Tandil sustentable y amigable con el medioambiente, presentó recientemente la primera unidad móvil de la red de puntos limpios. El tráiler se instalará en espacios donde se organicen diferentes eventos y recorrerá los barrios, y está preparado para la recepción de residuos reutilizables como vidrio, plástico, papel y metal.
María José Abásolo, presidente de Punto Verde, enfatiza la importancia estratégica de esta red de estaciones y exhorta a los tandilenses a su uso: “Si a la reutilización de residuos orgánicos le sumamos la autogestión de los residuos reciclables como papeles, metales, vidrios, telgopor, entre otros, que se efectúan a través de los Puntos Limpios municipales, la fracción de basura no recuperable se vería drásticamente reducida”.
Según Abásolo, “en un escenario ideal donde hagamos compostaje domiciliario o barrial y utilicemos la red de Puntos Limpios, de los 20 camiones diarios podríamos pasar a sólo 2 camiones que transporten los restos no recuperables. Además de ser un gran beneficio ambiental la gestión de menos toneladas de basura resultaría seguramente en un beneficio económico que para los ciudadanos podría reflejarse directamente en una reducción de tasas municipales.”
La red de Puntos Limpio comenzó en 2015 con la estación ubicada en la calle Maipú 1250 y hoy abarca barrios distantes (el mencionado, llamado del Centro; Avenida Lunghi al 1900; Darragueira y Jurado en Villa Aguirre y el de la localidad de Vela). De lo decepcionado en 2018, 320 toneladas correspondieron a papel y cartón, mientras que 155 fueron de vidrio y 110 toneladas de plástico.
En chatarra, latas, tetra brick y aceite vegetal usado, se acercaron más de una tonelada de cada uno y los rezagos informáticos equivalen a 20 toneladas en todo el año y más de 100 kilos de telgopor. Cada uno de los residuos tiene una institución beneficiaria que los recibe y vende en forma directa o realiza algún tipo de proceso de reutilización.
Creparula enfatiza, en diálogo con ENE, también el trabajo municipal a nivel regulación con las ordenanzas en curso: ordenanza de prohibición de arrojar basura en vía pública y ordenanza de aceite vegetal usado, por ejemplo.
Sin embargo, aclara que lo que más se necesita “son leyes provinciales sobre distintos tipos de residuos, como por ejemplo ley de envases, ley sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, pilas, responsabilidad del productor, grandes generadores, etc.” Y coincide con el punto de Abásolo y su visión comunitaria: “tenemos una ciudad limpia; debemos mejorar tal vez el hecho de que todavía hay gente que tira en lugares prohibidos y, por supuesto, tendremos que adaptarnos a los cambios que se vienen.”
Tandil se esfuerza desde los diferentes actores en mejorar la limpieza de los espacios públicos y mejorar la gestión de los desperdicios en el ámbito privado. Con mayor o menor éxito, algo está claro: no se puede vivir en una ciudad mejor sin el compromiso de todos, empezando por uno mismo, en el lugar en el que estamos, haciendo lo que hacemos.
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