Sex shop: El lado más caliente de la cuarentena

La profunda transformación de las agendas cotidianas que trajo el COVID-19 modificó los tiempos compartidos. En el plano sexual generó la necesidad de recrear las prácticas y sacudir las rutinas. Juguetes, aceites, lencería erótica, disfraces, artículos de prácticas bondage y la cuota necesaria de curiosidad y deseo.

sex shop
Juguetes eróticos, lencería, artículos para prácticas bondage. Demanda diversa.

Sex shop: menos tabúes y prejuicios

Más diálogo acerca de deseos, gustos y preferencias. Aumento de las  elecciones compartidas. Crecimiento de prácticas vinculadas al autoconocimiento. Juguetes, aceites, lencería erótica, disfraces, artículos de prácticas bondage. El COVID-19 y la consecuente transformación de las rutinas domésticas  generaron curiosidad y la necesidad de recrear la sexualidad. ENE dialogó con Nicolás Ginestel y Sofía Sprovieri Muñoz de Sex Shop Tandil Intenso y Morango Sex Shop respectivamente para saber cómo se comportó el mercado en este rubro desde que comenzó la cuarentena.

Nicolás Ginestel junto a su pareja Valeria Simon llevan adelante Sex Shop Tandil Intenso, un clásico en la Galería de Los Puentes. Nicolás recuerda que “Los primeros diez, doce días de cuarentena fue un parate porque la gente salió a comprar mercadería, a abastecerse. Después fue raro, nosotros nos llevamos todo a nuestra casa, tenemos un living que da a la calle, y dejamos todo ahí, hay gente que pasaba y miraba. Después se normalizó, fue como vender desde el local, la gente nos seguía escribiendo, estábamos en contacto, atendíamos con los protocolos, en forma individual. Nos consultaban: Se puede pasar? Me lo enviás? Fue difícil pero se seguía moviendo, en la gente se despertó cierto interés nuevamente.”

 

“Che, fulano entró en el sex shop”

Una de las mayores preocupaciones que enfrentan en la actualidad es el aumento continuo de los precios, que no quieren trasladar a la clientela.

De todas formas Nicolás refiere que en este tiempo les ha ido bien, “A la gente le interesa un poco más su vida sexual, se ha incrementado la cantidad de parejas que vienen. Antes venían solos, el hombre por un lado, la mujer por otro. Ahora están viniendo más en pareja, buscan algo juntos, se preguntan qué te gusta, qué no, lo charlan. De los dos años que llevamos acá con mi pareja, hubo un cambio, antes había más miedos al “Che fulano entró en el sex shop”, “Lo vi en la galería ahí mirando la vidriera”.

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“A nosotros nos gusta que sepan qué están comprando, que conozcan la calidad, que sepan cómo se usa, cómo se limpia. Los geles lubricantes por ejemplo, si sos muy sensible no deberías comprar un efecto calor porque te puede hacer arder mucho ante la sensibilidad, entonces hay que asesorar” explica.

 

“Es un rubro donde uno mismo se saca prejuicios”

En relación a la demanda Ginestel la describe como diversificada. “Lo que más se vende son los anillos vibradores, que van en la base del pene y cuando hay penetración, la vibración estimula el clítoris”.

Por otra parte, los cambios sociales también se traducen en el mostrador: “Hoy en día las mujeres se están autoconociendo, antes intentaban más satisfacer al hombre, comprar un disfraz o un consolador con forma fálica. Ahora nos estamos encontrando que la mujer de 28/30 años  para arriba quiere saber más sobre su cuerpo, entonces compra varitas vibradoras, hay un cambio en la mujer, no está tan pendiente de la pareja. Y las parejas charlan más sobre su vida sexual hay menos tabúes. Es un rubro donde uno mismo se saca prejuicios.”

 

Llegar a un público más joven

Por su parte, Sofía Sprovieri Muñoz y Lucas Ignacio Re, se animaron a emprender en plena pandemia y eligieron un rubro que les interesaba particularmente: juguetes eróticos. “La idea surge durante la cuarentena porque mi pareja no estaba trabajando entonces queríamos emprender con algo y bueno, pensando, pensando, se nos ocurre el tema de juguetes eróticos porque nos interesa a nosotros el tema, solíamos comprar.”

“Nos pareció muy interesante llegar de alguna manera al público más joven, o el público del Instagram y que pueda comprar sin tener que ir a un lugar y perder la vergüenza. Por eso hicimos la tienda en una página online y además el Instagram, así nació Morango Sex Shop” detalla Sofía.

“Lo primero que teníamos que conseguir era los proveedores, que son todos de Buenos Aires. Al principio costó muchísimo por el tema de la cuarentena. En la página están todos los productos, también el Instagram y Facebook para llegar a cierto público porque es una realidad que hoy en día uno busca un montón de negocios a través de las redes”.

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“Deberíamos celebrar que se compran cosas para disfrutar la sexualidad”

“Teníamos unos ahorros, y en vez de guardarlos, pensamos se viene crisis económica y decidimos invertirlos en los primeros productos. Todo lo que generamos de ganancia va de nuevo a inversión y tratamos de ir ampliando de a poco la cantidad de productos, la dificultad es que hay productos que no se están consiguiendo. Tenés juguetes, lubricantes, y ahora mucho tema cosmética que son las velas para masajes, aceites para masajes o comestibles” refiere.

“Como nosotros empezamos durante la pandemia fuimos viendo cómo fue creciendo la tendencia de la gente a comprar cada vez más. Fuimos adquiriendo clientes, gente que vuelve a comprar. La gente es muy curiosa, sobre todo en el Instagram, la gente pregunta mucho, aunque no compre”.

En cuanto a las reacciones de la gente Sofía sostiene que “Hay de todo, algunas personas tienen miedo de comprar, prefieren venir a retirarlo. Otra gente no tiene problemas pero por ahí espera en la puerta, ese pudor subsiste. Igual celebro que puedan terminar comprando, hay gente grande, o con hijos que prefiere venir a buscar los productos. Otros preocupados por el tema del packaging, del paquete que tenga algo, y la verdad que nosotros en ese sentido somos muy cuidadosos, es una bolsa que tiene solamente un sticker con el logo y nada más, porque es algo íntimo”.

Finalmente Sprovieri Muñoz, destaca que “La idea del Instagram además de mostrar los productos, es brindar información sobre nuestro cuerpo, la sexualidad. Cuando una persona quiere comprar, pretendemos ayudarla, ver qué es lo que realmente necesita, asesorarla”.

 

 

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