“Se acabó la fiesta”. La Nueva Ola de Partidos Antisistema: Carisma, Redes Sociales y Confrontación

partidos antisistema

* Por Nicolás Arizcuren

Nueva Ola de Partidos Antisistema: Carisma, Redes Sociales y Confrontación

En el panorama político contemporáneo, estamos siendo testigos de una transformación radical en la comunicación política, impulsada por el surgimiento de partidos anti-sistema que buscan desafiar el estatus quo. Estos nuevos actores, tanto de izquierda como de derecha, están desplazando a la vieja guardia política con dirigentes jóvenes, carismáticos y altamente activos en las redes sociales. Su estilo de comunicación, marcado por un lenguaje confrontativo y directo, está resonando con una ciudadanía cansada, entre otras cosas, del correctismo político tradicional.

La irrupción de estos partidos no es un fenómeno aislado, sino una tendencia global. En Europa, movimientos como los partidos españoles Podemos y Vox, de izquierda y derecha respectivamente, y el francés La France Insoumise, de izquierda, han ganado terreno utilizando estrategias comunicativas innovadoras. En América Latina, figuras como Nayib Bukele en El Salvador, Jair Bolsonaro en Brasil y Milei en Argentina, han ejemplificado cómo una presencia fuerte en redes sociales y un discurso “antipolítica” puede traducirse en un apoyo masivo en las urnas.

“La comunicación política digital ha transformado la manera en que los ciudadanos interactúan con sus representantes, creando un diálogo más inmediato y directo.”

El último caso paradigmático lo dio “Se acabó la fiesta”, de Luis Pérez Fernández, más conocido como “Alvise”. Un ex asesor y militante político de Ciudadanos que decidió dejar de aplicar las recetas de comunicación en políticos analógicos y lanzarse él mismo como candidato a las pasadas elecciones europeas, donde contra todo pronóstico obtuvo más de 800 mil votos, logrando ingresar 3 eurodiputados.

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Definir a estas nuevas expresiones políticas como “partidos” es justamente despojarlos de su esencia “líquida”. A diferencia de los partidos tradicionales en los que prima la burocracia, los intereses personales y corporativos, las listas sábanas, los favores y el nepotismo, estas nuevas expresiones surgen con la espontaneidad y capacidad de reproducción de un virus que viene a atacar el corpus político.

“Las redes sociales han democratizado la comunicación política, permitiendo a voces marginalizadas tener una plataforma para ser escuchadas.”

La mayoría de las veces carecen de sedes físicas, asambleas, territorialidad, padrinos políticos, de experiencia y hasta de recursos económicos, algo que hasta ahora parecía ser una condición sine qua non para entrar en política. Afloran como comunidades en diferentes redes sociales donde, a diferencia de los partidos tradicionales, el ciudadano sí tiene voz y “voto”. Ya que el candidato sabe bien que debe alimentar correctamente esa comunidad, de lo contrario dilapida su único capital.

La capacidad de interactuar directamente con el candidato, de comentar y debatir a través de comentarios, de ver su día a día y escuchar sus ideas no solo políticas, sino acceder a sus gustos musicales, las películas que ve, lo que come y no solamente durante la campaña sino en la diaria, genera un “engagement” con el candidato muchísimo más fuerte que un político tradicional que dos meses antes de la elección se muestra en los distintos barrios y llamativamente preocupado y comprometido con las condiciones sociales y económicas de los ciudadanos.

“Las campañas políticas digitales permiten una segmentación precisa del electorado, facilitando mensajes personalizados y efectivos.”

A diferencia de la retórica moderada y diplomática, que muchas veces encubre un corporativismo político detrás de una fachada democrática, estos nuevos líderes anti-sistema utilizan un lenguaje confrontativo y al hueso, ya que “el que nada debe, nada teme”. Atacan directamente a sus oponentes, desafiando normas y tabúes que antes se consideraban inviolables. Esta estrategia les permite posicionarse como auténticos y sinceros, en contraste con lo que perciben como la hipocresía y el doble discurso de los políticos tradicionales. Esto, por un lado, galvaniza a sus bases, generando un sentido de pertenencia y propósito. Por otro, polariza el debate público, exacerbando divisiones y creando un ambiente de constante conflicto.

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Si bien la estrategia del “outsider” parece ser el camino más corto y eficaz que tienen los candidatos nuevos y sin estructura para llegar a la política, su éxito dependerá de su capacidad para traducir su popularidad en cambios reales y sostenibles, mientras navegan las complejidades de un entorno político cada vez más polarizado y fragmentado.

* Otras notas del autor de ““Se acabó la fiesta”. La Nueva Ola de Partidos Antisistema: Carisma, Redes Sociales y Confrontación”:

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